miércoles, 17 de diciembre de 2008

Regresar al pasado

'Pub Diana' se llama y una vez al mes consigue que decenas de jubilados vuelvan a ser felices durante un rato. Varias señoras de mediana edad, regentes y clientas de comercios de la zona, se escandalizan cuando, a primeros de mes, contemplan la larga cola de pensionistas que, con una sonrisa dibujada en la boca, esperan su turno a las puertas de lo más parecido al cielo que han conocido. Siempre siguen el mismo patrón. Cobran su pensión y, como si fueran sonámbulos, se dirigen a ese estrecho callejón para poder rememorar su juventud una vez más, porque quizá sea la última. Sin pudor y con ilusión esperan su momento, su media hora de gloria (una hora para los más pudientes). Cuando salen, lo que ellos definirían como una bella señorita los despide en la puerta con dos besos, sonoros, afectuosos. Se marchan felices, con la esperanza de que el mes siguiente, con el nuevo ingreso procedente de las arcas del Estado, puedan otra vez regresar al pasado. Las señoras de mediana edad cuchichean, señalan con el dedo, miran por encima del hombro, desprecian tanto a ellos como a ellas. Pero ni a ellos ni a ellas les importa. Seguro que a los codiciosos proxenetas, que aguardan escondidos con el botín, tampoco.


1 comentario:

  1. Me parece tan dulce el texto que has escrito sobre el pub Diana, me ha encantado, además estoy totalmente de acuerdo en que los abuelos, jubilados… puedan pasar un buen rato, en ese momento en que como dice J. Sabina el alma necesita un cuerpo que acariciar, lo que me agradaría es que también las abuelas pudieran hacerlo y no solo los abuelos...¡¡¡Vamos digo yo!!!

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