lunes, 26 de enero de 2009

Mala suerte

Con una sensación que oscilaba entre la sorpresa y la incredulidad. Así recibió Mercedes la noticia de que había ganado un viaje a Londres simplemente por comprarse la merienda en una panadería cercana a su lugar de trabajo y rellenar un boleto con sus datos personales. Un día sonó el teléfono y, tras escuchar unas palabras al otro lado del auricular, consiguió al fin salir de su tediosa rutina. ¿Con quién se marcharía a ese inesperado viaje? Era la pregunta que más la inquietaba aunque, más tarde, se daría cuenta de que no tenía sentido ni siquiera preocuparse por eso. Todo estaba preparado, tenía que participar en un acto público en el que, con todos los honores, recibiría de manos de altos cargos políticos su ansiado regalo. Pero no pudo ser. Mercedes había pasado toda la noche trabajando y las insistentes llamadas telefónicas no lograron despertarla de su placentero sueño. Cuando por fin despertó, pudo localizar a su interlocutor el que, con aires desesperados, le describió la cara de asombro de todos los asistentes cuando supieron que el afortunado ganador del viaje no se había presentado a recoger su billete. Todavía quedaban esperanzas. Mercedes aún podía disfrutar de ese fin de semana que tanto la había ilusionado. Simplemente debía acudir a la agencia de viajes que promocionaba la escapada y recoger allí esa tarjeta de embarque que la haría olvidarse de todo durante unos días. Sin embargo, todo se truncó a causa de su oficio y de la avaricia ajena. Mercedes es prostituta y su 'chulo', al que le importa más el dinero que cualquier otra cosa, tuvo la genial idea de, con ademán amenazante, acudir a la agencia de viajes a reclamar el importe íntegro del viaje. Pero, pese a sus insistentes intentos, no obtuvo lo que quería. Volvió enrabietado, poco acostumbrado a no conseguir lo que se proponía y, tras una acalorada discusión, Mercedes se quedó sin el premio de poder alejarse unos instantes de su cruda realidad y con el cuerpo marcado por la hebilla del cinturón de su proxeneta. Ahora ya nunca merienda en la panadería cercana a su lugar de trabajo.

2 comentarios:

  1. Pobre!!!si es que si no tienes estrella,no tienes estrella.

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  2. cuando se es un esclavo se escapan constantemente de las manos los ratitos de libertad....

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